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La sostenibilidad es un concepto que surgió a comienzos del XXI como consecuencia de la problemática ambiental. Desde entonces, ha irrumpido con mucha fuerza en diversos sectores entre los que se encuentra el nuestro. El mundo del vino. 

En la industria vitivinícola, cada vez son más las bodegas y productores que se están sumando a este modelo de viticultura en respuesta a la latente preocupación por el medio ambiente. No solo se trata de producir vinos de alta calidad, sino también de proteger y preservar los recursos naturales para las próximas generaciones. 

QUÉ ES LA VITICULTURA SOSTENIBLE 

A pesar de que es un concepto un tanto complicado de definir, la viticultura sostenible es resultado del equilibrio entre aspectos ambientales, sociales y económicos. Concretamente, es resultado del equilibrio entre el respeto por el medio ambiente, la sensibilidad social y la rentabilidad económica. 

Está basada en prácticas agrícolas responsables con el medio natural y en una metodología de trabajo autosuficiente y de proximidad, con el fin de reducir el impacto negativo en el entorno y promover la biodiversidad. Además, fomenta la reducción del uso de productos químicos, muy habituales en los modelos tradicionales. Su lado más social viene a consecuencia del impulso de prácticas justas y éticas para trabajadores y comunidades. 

BENEFICIOS DE LA VITICULTURA SOSTENIBLE 

• Conservación del medio ambiente: ayuda a proteger y preservar los ecosistemas naturales mediante la reducción de la contaminación del suelo, el agua y el aire; promueve la diversidad y el equilibrio ecológico.
• Calidad del vino: las uvas obtenidas son de mayor calidad, lo que se refleja en cada vino.
• Innovación y competitividad: cada vez son más los consumidores que valoran la sostenibilidad y los productos producidos de forma responsable. Adoptar prácticas sostenibles puede ser una ventaja competitiva para las bodegas. 

PRÁCTICAS CLAVE DE LA VITICULTURA SOSTENIBLE 

• Control de plagas y enfermedades mediante métodos biológicos y naturales. A diferencia de los modelos de viticultura tradicionales, que apuestan por el uso de pesticidas químicos, la agricultura sostenible promueve un uso muy calibrado de los mismos que se combine con otros métodos como el uso de insectos benéficos y plantas de cobertura. 
• Gestión mucho más eficiente del agua mediante técnicas de riego adecuadas. Ejemplos: riegos por goteo y monitoreo del consumo hídrico de los viñedos. 
• Conservación del suelo mediante prácticas para evitar su erosión. Ejemplos: cobertura vegetal, rotación de cultivos o el compostaje. 
• Adopción de fuentes de energía renovable para reducir la huella de carbono. Las emisiones de CO2 son una de las principales causas del calentamiento global y la fermentación alcohólica es una de las actividades que emiten este tipo de gas. 

La viticultura sostenible es más que una respuesta ante los desafíos ambientales actuales. Es una oportunidad para crear un futuro más próspero y equilibrado para la industria vitivinícola. Adoptando prácticas responsables, las bodegas pueden lograr vinos de alta calidad al mismo tiempo que favorecen al medio ambiente.